La evitación como mecanismo de defensa
La evitación de una emoción, una sensación, de una idea… es un 𝐦𝐞𝐜𝐚𝐧𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐟𝐞𝐧𝐬𝐚 muy presente en los seres humanos. Evitamos aquello que nos duele, que no es molesto, que no nos gusta, etc. La evitación es una 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐠𝐞𝐬𝐭𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫, por lo tanto, nuestras emociones.
𝐄𝐧 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐞𝐬 𝐦𝐮𝐲 𝐮́𝐭𝐢𝐥, por ejemplo, si evitamos contactar con nuestra agresividad en un momento dado con un jefe, saldremos mejor de esa situación pero 𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐭𝐫𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐮𝐜𝐭𝐚 debilita nuestra capacidad de aprender a gestionar las experiencias que son inherentes a la vida.
Las PAS necesitamos aprender a gestionar nuestras emociones ya que dada nuestra intensidad emocional es posible que tratemos de evitarlas, de negarlas y eso a medio y largo plazo es mucho peor que experimentarlas.
Necesitamos, 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐠𝐫𝐚𝐫 𝐮𝐧 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐢𝐨, evitar ruidos o luces potentes, ambientes cargados, escenas violentas, etc., pero al tiempo necesitamos estar en contacto con la vida, a través de la naturaleza, del arte, del conocimiento, del amor, etc. Necesitamos pues un 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐢𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨 con las experiencias ya que corremos el peligro de aislarnos y evitar demasiadas situaciones por temor a sufrir, a estresarnos y con ello estamos limitando nuestra vida y privándonos de muchas vivencias también agradables y nutritivas.
Es importante, como digo siempre, 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫𝐧𝐨𝐬 bien para saber dónde está nuestro umbral, nuestro límite para poder colocarlo de la forma más saludable posible. Lograr ese “cierto equilibrio” es una tarea vital para una PAS porque en el otro extremo está el exponerse a muchas situaciones o vivencias que nos dejen exhaustas y 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚𝐝𝐚𝐬.
A menudo, evitamos experiencias de modo inconsciente por lo que darnos cuenta de 𝐜𝐮𝐚́𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐥𝐚𝐬 𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 forma parte de nuestro autoconocimiento y regulación emocional.
¿Eres consciente de lo que evitas? te leo, no estás sola.