Autovalidación emocional
En la actualidad se habla mucho de las emociones, de la empatía, de la importancia de la escucha, etc., sin embargo, cada vez hay más soledad, más aislamiento (favorecido por la pandemia), más necesidad de ser escuchado y de ser validado emocionalmente.
¿Qué es esto de la validación emocional? Si te estoy escuchando, significa que 𝗮𝗰𝗲𝗽𝘁𝗼 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀 tal y como lo sientes, veo y reconozco lo que sientes y no pretendo cambiarlo, minimizarlo o negarlo. Del mismo modo, nosotras mismas podemos validar lo que sentimos cuando lo respetamos, lo aceptamos (aunque sea desagradable) y no nos juzgamos duramente por sentir esto o aquello.
Me siento de esta manera y así está bien, en el sentido de que 𝗹𝗲𝗴𝗶𝘁𝗶𝗺𝗼 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, es lo que está sucediendo aquí y ahora.
Para que exista 𝗮𝘂𝘁𝗼𝘃𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 es importante haberla recibido de nuestros cuidadores y esto no siempre es fácil, ya que no ha existido una educación emocional, nuestros cuidadores lo hicieron como supieron dentro de las habilidades emocionales que tenían. Si nos decían, “no llores”, “enfadarse es feo”, “no seas tan sensible”, etc., no estaban validando nuestro sentir sino todo lo contrario.
Esto nos lleva a pensar que 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗮𝗱𝗲𝗰𝘂𝗮𝗱𝗼, correcto, lo que “debería ser” y a pretender cambiarlo, de modo que añadimos más malestar y sufrimiento.
Hablando de alta sensibilidad todo esto se multiplica por cien, claro está. Con nuestra forma de sentir intensa, es casi seguro haber recibido ese tipo de mensajes desde el exterior con lo que tampoco hemos podido respetar y aceptar nosotras mismas lo que estábamos sintiendo.
No lo olvides, 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀, 𝗲𝘀 𝗻𝗼𝗿𝗺𝗮𝗹 𝘆 𝘃𝗮́𝗹𝗶𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀 𝘁𝘂 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮. Otra cosa es lo que aprendamos a hacer con aquello que sentimos para lograr regularnos emocionalmente.
¿Te juzgas aún por tu sentir o estás aprendiendo poco a poco a respetarte y validarte?
“¡No corras. Ve despacio, que donde tienes que ir es a ti solo!”
Hola, soy Ana Curto, Terapeuta para PAS.
Desde siempre me ha apasionado el mundo interior de las personas, aquello que no se ve a simple vista sino que se descubre con calma, paciencia y cariño.
