Vergüenza y sensibilidad
La vergüenza como emoción, nos advierte sobre el peligro de un 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲 𝗿𝗲𝗰𝗵𝗮𝘇𝗼 y esto provoca que nos 𝗿𝗲𝘁𝗿𝗮𝗶𝗴𝗮𝗺𝗼𝘀, que nos ocultemos ante los demás. Aquello que 𝗷𝘂𝘇𝗴𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗶𝗻𝗮𝗱𝗲𝗰𝘂𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗺í, no te lo muestro no sea que vayas a reírte de mí y a rechazarme. Y es que como seres sociales que somos, 𝗻𝗼𝘀 𝗱𝘂𝗲𝗹𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗰𝗵𝗮𝗰𝗲𝗻. El caso es que antes de que nos rechacen los demás, ya nos hemos rechazado nosotras miles de veces. Si existiera una 𝗮𝗰𝗲𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀, no nos avergonzaría exponerlo, pero la aceptación de lo que es, es la eterna lucha del ser humano, la causa de nuestro 𝘀𝘂𝗳𝗿𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼.
Experimentar el sentimiento de ser inadecuada a ojos de la “sociedad”, algo muy presente hoy en día, causa un 𝘁𝗼𝗿𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗶𝗼𝗿 importante.
Forma parte de nuestro autoconocimiento, el darnos cuenta, como seres sensibles, de las veces que en nuestra vida, esta sensibilidad, nos ha hecho 𝗮𝗽𝗮𝗿𝘁𝗮𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗻𝗼𝘀 “𝗿𝗮𝗿𝗼𝘀”, con ese sentimiento de ser 𝗶𝗻𝘀𝘂𝗳𝗶𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀, 𝗱𝗲𝗳𝗲𝗰𝘁𝘂𝗼𝘀𝗮𝘀, 𝗶𝗻𝗳𝗲𝗿𝗶𝗼𝗿𝗲𝘀.
El descubrimiento “oficial” del rasgo, vino para procurarnos un 𝗴𝗿𝗮𝗻 𝗮𝗹𝗶𝘃𝗶𝗼 al respecto, ya que pudimos comprobar al fin que no somos únicas ni raras, que hay un montón de personas así, con esta forma de pensar, sentir y actuar.
A tus ojos, a tu propia mirada… ¿hay algo sobre tu sensibilidad que no acabas de aceptar? te leo en los comentarios.