𝐀𝐥𝐭𝐨𝐬 𝐧𝐢𝐯𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐢𝐦𝐮𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 nos llevan inevitablemente a 𝐧𝐢𝐯𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐚𝐥𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐱𝐜𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐨 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧. Recibimos mucha información cotidianamente y nuestro cerebro sensible trata de 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐮𝐧𝐝𝐚 con lo que la saturación está garantizada. ⁣
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Si nos referimos a nuestro entorno, nos sentimos más estresadas por los 𝐫𝐮𝐢𝐝𝐨𝐬, las 𝐬𝐢𝐭𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐨́𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝, 𝐥𝐮𝐜𝐞𝐬 𝐛𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬… como percibimos más los detalles del entorno, nos estresamos antes y ello nos lleva a ponernos 𝐧𝐞𝐫𝐯𝐢𝐨𝐬𝐚𝐬, 𝐢𝐫𝐫𝐢𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞𝐬, sentimos una gran incomodidad, pudiendo generar 𝐚𝐧𝐬𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 y lógicamente 𝐝𝐢𝐬𝐦𝐢𝐧𝐮𝐲𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐫 𝐲 𝐫𝐞𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫. ⁣
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La situación puede ser más extrema, al punto de sobreactivarnos tanto que 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥 y nos 𝐛𝐥𝐨𝐪𝐮𝐞𝐚𝐦𝐨𝐬. Nos activamos tanto que tenemos ganas de salir corriendo, de escapar. ⁣
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En definitiva, 𝐧𝐨𝐬 𝐚𝐠𝐨𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬. No siempre nos cuidamos bien porque no sabemos hacerlo o porque nos exponemos a situaciones que, por el motivo que sea, creemos que podemos con ellas o que debemos hacerlo y entonces pasa lo que pasa. Tranquila, siempre es momento para empezar.⁣
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En los próximos post aportaré herramientas para saber cómo podemos 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 y lograr un mayor bienestar.
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