Qué mejor ejemplo para hablar de “sustos” en estas fechas que los petardos de Nochevieja. Es un sonido que 𝗿𝗲𝘁𝘂𝗺𝗯𝗮 en mi cuerpo y se queda un rato ahí … 𝗺𝗶𝘀 𝗼í𝗱𝗼𝘀 quedan impactados así como mi corazón… por supuesto, nada que ver con lo que sienten las personas con TEA y otras hipersensibilidades, o como muchos perros y gatos que debido a su hipersensibilidad auditiva, salen despavoridos. ⁣
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𝗠𝗲 𝗺𝗼𝗹𝗲𝘀𝘁𝗮, 𝗺𝗲 𝗮𝘀𝘂𝘀𝘁𝗮, 𝗺𝗲 𝗶𝗿𝗿𝗶𝘁𝗮 pero sólo necesito un poco de 𝘀𝗶𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼 𝘆 𝗰𝗮𝗹𝗺𝗮 a mi alrededor para recuperarme, pero que no me digan “qué exagerada eres” porque entonces, en ese momento de sobreactivación, lo más probable es que no responda como de costumbre. ⁣
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El susto que nos puede provocar un estímulo, sea el que sea, 𝗻𝗼𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲𝗮𝗰𝘁𝗶𝘃𝗮 instantáneamente y nuestro organismo reacciona descargando 𝗮𝗱𝗿𝗲𝗻𝗮𝗹𝗶𝗻𝗮 que nos proporciona la energía necesaria para la acción, que puede ser huir o pegar una contestación de la que luego te arrepientes, fruto de ese estrés sufrido. También puede ocurrir que ante lo inesperado te 𝗯𝗹𝗼𝗾𝘂𝗲𝗲𝘀 y te quedes quieta. ⁣
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Ese estímulo que nos asusta, lo vivimos más intensamente, debido al 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗺𝗮́𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 que captamos y a nuestra 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿 𝗿𝗲𝗮𝗰𝘁𝗶𝘃𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹, con lo que nos saturamos rápido ante un susto, sobre todo si es inesperado. ⁣

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